No soy Wonder Woman ni ninguna otra heroína con cara bonita. Pero antes tenía el poder de hacerte sonreír, que cuando despertaras, lo único que quisieras fuera darme un beso y estar a mi lado. Podía convertir tus días grises en soleados y tus lágrimas en risas. Podía hacer que volaras sin despegar los pies del suelo (aún ahí tumbados bajo tus sábanas). Uno de tus poderes favoritos era mi canto, mis versos y mi amor. Ésta historia de amor no tenía nada que ver con las películas de superhéroes. Aún me sigo preguntando si aquí la heroína era yo o tú eras el superhéroe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario