Te llegaron malas noticias, dirígete a Groenlandia. Aún recuerdo cuando pasábamos horas sentados en la mesa de la casa de mi abuela, mis primos y yo jugando al Turista Mundial, yo nunca tuve un Monopoly. Nos divertíamos muchísimo y odiaba cuando en la carta aparecía, que tenía que ir a Groenlandia y pagar $50 porque era una multa. Aún me sigo preguntando porque los países más ricos eran los africanos y los más pobres los del continente americano, quizá porque el creador quiso que en este pequeño mundo paralelo, aunque fuera sólo un juego, África fuera rico. Yo siempre escogía el avión verde, porque era mi color favorito y a toda costa quería comprar Alemania... casi siempre lo conseguía. Me gustaba aquellos instantes en que alguien tenía ya un monopolio y lo único que pedíamos era pasar por México para que nos dieran $200 y poder subsanar nuestras deudas. Aquellos días mágicos de infancia son los que más me gustan, donde ahí, los únicos problemas eran el no caer en los países monopolizados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario