Estaba cansada. Los ojos se me cerraban lentamente y yo trataba con todas mis fuerzas no quedarme dormida. Era la primera vez que salía con él y disfrutaba mucho de su compañía, pero la madrugada no había sido paciente conmigo y me había dejado toda la noche en vela con el maldito insomnio que nunca tuve, hasta ese día. La verdad es que no recuerdo mucho de lo que vi y supongo que él se dio cuenta, pero no quiso despertarme, porque después me confesó que le gustó verme dormir recostada sobre mi brazo apoyado en la butaca. Le tomé la mano y le pregunté timidamente "¿en qué acabó la película?".
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