viernes, 9 de marzo de 2012

Así fue.

Todo comenzó como un juego o simplemente porque ninguno de los dos queríamos estar solos. No te escribí baladas. Apenas te escribí cartas. Fuiste tú el que me dijo te quiero por primera vez, y me dijiste que querías estar conmigo. Es más, que te morías por verme. Y yo sólo te pedí que estuvieras conmigo. Fui por ti. Te esperé. Esperé todo eso que tu boca pronunció. Esperé con los brazos abiertos, a cara descubierta... Estuve ahí, estuvimos, fuimos y ya no somos. Porque ya aprendí que se debe dividir el nosotros a dos palabras, que en lugar de sumar se debe restar el menos el yo.

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