A veces me gustaría escribir algo muy largo, tan largo que se necesitaran días y noches enteros para leerlo. Expresaría todos mis sentimientos y mis profundos secretos, mis pequeñas manías y mis grandes anhelos. Si pudiera y fuera lo suficientemente valiente, escribiría lo que jamás me he atrevido a decirle a alguien, dejaría de ser tan amable y me volvería un poco más sincera, para decir lo que en verdad siento y no sólo como quiero que me vean los demás. Pero lo sé y eso jamás nadie lo va a cambiar, soy un poco cobarde, por eso mejor no lo digo, mejor oculto todo en un cajón y de cuando en cuando lo abro para recordar lo que metí, para saber que todo eso guardado, rencor y amores secretos no son libres de ser confesados al mundo. Si pudiera, escribiría su nombre y lo borraría de mi lista de pendientes, lo escribiría en una hoja de papel y lo echaría al fuego para que se consumiera. Pero soy muy cobarde. Y me enfado. Y grito. Y me desespero. Pero cuando estoy sola en mi cama y puedo pensar, me doy cuenta que nada de eso vale la pena. Por eso voy a dejar esta hoja en blanco, sin escribir lo que tengo que escribir y sin saber si esto se pudo convertir en una obra de arte. Quiero escribir algo largo, pero simplemente nada se me ocurre.
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