Despierta rodeada de muchas almohadas, de suaves sábanas blancas que rodean su cuerpo desnudo e inerte junto a ella está él durmiendo después de aquella noche maravillosa. Se mira en el espejo y observa su cabello despeinado y en su piel, tatuados miles de besos, tatuadas caricias y miradas profundas. Se pone su camisa y se asoma a la ventana. Las nubes en el cielo se ven lejanas en lo alto. Contempla el reflejo del sol que ilumina la habitación, regresa a la cama y lo llena de besos. Su sorpresa es grande cuando lo encuentra hinchado, rojo, con ronchas... es alérgico a las plumas, plumas de almohadas de hotel.
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