lunes, 6 de febrero de 2012

Había una vez una chica que nadie sacaba a bailar.

Había una vez una chica que nadie sacaba a bailar. A ella la invitaban a muchas fiestas, pero nadie la invitaba a bailar. Llegaba, se sentaba en un rincón y esperaba, hasta que se cansaba de esperar. Se sentía viva bailando sola, se sentía bien con su vaso en la mano y sintiendo la música. Movía su cabello, su cintura, sus brazos, piernas y se dejaba llevar. Pero cuando la música paraba, cuando todo había terminado, tomaba su abrigo, se colgaba sus penas y se marchaba a casa con la misma tristeza con la que había llegado.

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