miércoles, 4 de abril de 2012

Matando el tiempo.

Hace como una semana, estando en la sala de mi casa escuché un golpe seco en la mesa de la cocina. Esto no tendría nada de especial si no fuera porque en ese momento me encontraba sola. Lo pude notar casualmente, porque justo ese día, había olvidado poner música a todo volumen como acostumbro cuando estoy sola, haciéndolo para no molestar y para cantar hasta desgarrarme la garganta. No podía ser mi perro, volteé a buscarlo y lo vi jugueteando en el jardín. Me acerqué a la cocina con un sentimiento de extrañeza en busca del poltergeist de turno y me encontré con una escena dantesca. La cuerdita que tenía el calendario se había roto y ahora estaba tirado en el piso, bocabajo, inmóvil, claro está. ¿Se habría suicidado?, ¿mal de amores tal vez?, ¿acaso no nos soportaba y no supo como hacernos saber su malestar?. No sé, me asaltaron las dudas en aquel momento. Y digo yo, ¿de ahí vendrá la expresión “tiempo muerto”?.

No hay comentarios:

Publicar un comentario