jueves, 26 de abril de 2012

Buenos modales.

Me habló intempestivamente para invitarme al entierro de su abuelo. Después de tanto tiempo, teníamos una relación de amigos, de vecinos y de compañeros de juego. Cuando llegamos al entierro no me quise acercar a ver al abuelito que yacía ahí postrado, yo sólo dejé un manojo de flores junto a los demás ramos que estaban en una rinconcito del pequeño velatorio. 
- Me dijo mi tía Lola que está muy sentida contigo, que después de mucho tiempo de no verte, dice que no la saludaste. Sabes que te aprecia.
- ¿Qué?, dije con cara de extrañeza y salté a mi defensa. Dije buenas tardes cuando llegué, no quería interrumpir su rezo, a lo mejor no me escuchó. 
- Deberías ir a visitarla un día de estos, se siente muy sola y desde que dejaste de visitarla, su alacena aún tiene mucho café.

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