viernes, 27 de enero de 2012

El perfume.

Otra vez, como cada mañana rocié sobre mi cuello el perfume que me regalaste. Como siempre, mi sentido del olfato se conectó sin paradas intermedias, con esa parte del sistema nervioso que está relacionado directamente con las emociones. Vino a mi mente aquel recuerdo de todas las cosas que compartimos juntos. El perfume, como un aura invisible, tiene esa capacidad de atrapar y detener el tiempo. Como si pudiéramos encerrar cada instante en un frasquito de cristal y después, cuando pasen los años, al abrirlo, recuperar todas aquellas sensaciones vividas junto a él. Así que... ¿cómo huelo?.

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