martes, 17 de enero de 2012

Cereal infinito.

Y es que no sé que pasa, pero cada mañana, al entrar a la cocina, tomó la caja del cereal de corazones, vacío un poco en un plato amarillo enorme y saco del cajón de los cubiertos mi cuchara favorita, una cuchara mágica, que brilla, que rocía leche en forma de estrellas. Lo especial de ése cereal es que nunca se termina, ya no recuerdo la última vez que fui a comprar una caja. ¿Será quizá que esos corazones pequeños y rojos los pones ahí tú sin que yo me de cuenta?.

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