Es como si al salir a la calle, hubiera decidido buscar a alguien. En particular recuerdo que cuando te volví a ver, fue en la calle y lo primero que hicimos fue abrazarnos como si hubieran pasado siglos sin vernos, como un reencuentro de enamorados, como novios que vuelven a verse en la estación de tren después de la guerra. Y nos abrazamos, y nos saludamos e intercambiamos números. Escribiste con letra grande tu nombre en un papelito amarillo y con los números aún más grandes para asegurarte que te llamara.
- No tengo celular, no me gusta ser localizada tan fácilmente. Le dije sonriente mientras el tecleaba el número de mi casa en su teléfono. Nos despedimos con la promesa de esa llamada y con el corazón brincando como si hubiera corrido diez kilómetros. Por eso digo que los reencuentros en la calle son como viajar, y yo siempre he dicho que el amor es viajar.
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